Todos
hemos oído muchos mitos y curiosidades acerca de la hipnosis.
Normalmente
siempre lo hemos asociado a programas de televisión o a espectáculos en los que
de una forma prácticamente mágica, la persona hipnotizada deja de ser dueña de
sus actos para convertirse en sumisa del hipnotizador que prácticamente asume
un rol de mago.
Sin
embargo, nada más lejos de la realidad.
Como
sucede con otros aspectos de la psicología, la hipnosis, se ha visto en cierta
forma distorsionada por el espectáculo y el mito de sus consecuencias.
Sin
embargo, la hipnosis como método terapéutico, sigue siendo muy eficaz y
respetada entre los terapeutas. Cada vez más son las personas que se ponen en
manos de un hipnoterapeuta para dejar de fumar, perder peso, mejorar su TOC o
tratar su autoestima.
La
hipnosis no deja de ser una meditación guiada, un medio distinto para hacernos
llegar a comprender aquellos aspectos que en un estado de activación normal,
nos cuesta interiorizar.
Para
hacernos una idea de lo que es la hipnosis, comenzaremos por derribar algunos
mitos que se han tenido durante mucho tiempo acerca de la misma
Mitos existentes sobre la hipnosis y los hechos reales
que los contradicen (APA, 2007)
Mitos
FALSOS
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Hechos
CIERTOS
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La persona hipnotizada quedará
bajo el control del hipnotizador, que le puede obligar a decir o a hacer
cualquier cosa que desee.
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Independientemente de lo
profundamente que esté hipnotizado la persona no pierde el control en ningún
momento de la sesión.
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La hipnosis es algo que se le hace
a la gente, mas que algo que uno se pueda hacerse a sí mismo.
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La hipnosis es una habilidad que
se aprende. Es una herramienta que cada uno puede usar para sentirse mejor.
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La gente puede quedar atrapada en
un estado de hipnosis y no puede salir de él cuando quiera.
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La persona puede finalizar la
hipnosis cuando quiera y salir del estado hipnótico a voluntad.
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La persona tiene que ser muy
hipnotizable o sugestionable para que la hipnosis funcione.
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Las investigaciones indican que la
gran mayoría de las personas se pueden beneficiar de la hipnosis. Más aún,
ser hipnotizable o elegir responder a las sugestiones que se le hagan
significa solamente que se tiene la habilidad de utilizar la hipnosis en su
beneficio. No significa en absoluto ser débil o crédulo.
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Durante la hipnosis la persona
está inconsciente.
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Durante la
hipnosis la persona no está dormida ni inconsciente. Aunque se puede sentir
muy relajada, está activamente participando en la sesión de hipnosis
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Como
vemos en el cuadro anterior, muchas de las ideas que están en la “calle” no son
ciertas y pueden llevarnos a hacernos una idea equivocada del procedimiento.
Vamos
a comentar un poco el proceso y así conoceremos mucho mejor en qué consiste.
Para
empezar ¿Qué es el trance? A todos nos ha pasado alguna vez que de repente
estamos embelesados viendo la televisión o haciendo algo rutinario y nos
quedamos inmersos en el proceso, sin saber
muy bien qué hacemos. Hasta que alguien o algo nos hace evadirnos de ese
estado, podríamos decir que el trance es una forma que tiene la mente de “bajar
la guardia” ante la cotidianidad y la rutina. No siempre podemos estar alerta, y la mente, como cualquier músculo necesita un
descanso. En esos descansos o “trances” la mente queda muy receptiva a la
influencia y sugestiones del entorno. Muchas veces, mientras estamos inmersos
en la tarea, nos sorprendemos haciendo algo que alguien nos dice sin apenas
darnos cuenta.
Ese
estado de “bajada de guardia”, es lo que busca la hipnoterapia para así
hacernos caer en cambiar cosas que de otro modo la mente pondría más
resistencia. En un estado de alerta normal, sentimos en muchas ocasiones la
necesidad innata de racionalizarlo todo y de controlar todas las situaciones.
En cierta forma no es más que relajar nuestra mente, para que el terapeuta pueda dar
indicaciones que busquen un cambio positivo en nosotros.
En
este proceso hipnótico, se va entrado poco a poco, lentamente. En primer lugar
se tiene que crear buena sintonía entre el terapeuta y el cliente para
posteriormente y como cualquier entrenamiento, ir entrando poco a poco en ese
trance que nos permitirá acceder mejor al proceso. Una vez se tengan dominados estos primeros
puntos, ese estado de trance o de relajación muy profunda, permitirá al
terapeuta hablar con el paciente y hacer sugestiones para lograr los objetivos
deseados.
Por
último y de una forma progresiva, se va saliendo poco a poco del trance hasta
volver al estado de activación normal.
Como
vemos el proceso dista mucho de ser “magia” o algo “esotérico”. Requiere
preparación por parte del terapeuta y confianza en el proceso por parte del
cliente.
Desde
nuestro centro te animamos a probarlo para empezar a cambiar aquellos aspectos de tu vida que te
producen insatisfacción o malestar.
“Si mi mente puede
concebirlo, y mi corazón puede creerlo, sé que puedo conseguirlo. – Jesse
Jackson.”
En ti queda el cambio y en nosotros ayudarte a conseguirlo.
Irene
Santisteban Bailón.