lunes, 21 de septiembre de 2015

Mitos sobre la hipnosis





    Todos hemos oído muchos mitos y curiosidades acerca de la hipnosis.
Normalmente siempre lo hemos asociado a programas de televisión o a espectáculos en los que de una forma prácticamente mágica, la persona hipnotizada deja de ser dueña de sus actos para convertirse en sumisa del hipnotizador que prácticamente asume un rol de mago.
Sin embargo, nada más lejos de la realidad.
    Como sucede con otros aspectos de la psicología, la hipnosis, se ha visto en cierta forma distorsionada por el espectáculo y el mito de sus consecuencias.
Sin embargo, la hipnosis como método terapéutico, sigue siendo muy eficaz y respetada entre los terapeutas. Cada vez más son las personas que se ponen en manos de un hipnoterapeuta para dejar de fumar, perder peso, mejorar su TOC o tratar su autoestima.

    La hipnosis no deja de ser una meditación guiada, un medio distinto para hacernos llegar a comprender aquellos aspectos que en un estado de activación normal, nos cuesta interiorizar.
Para hacernos una idea de lo que es la hipnosis, comenzaremos por derribar algunos mitos que se han tenido durante mucho tiempo acerca de la misma


Mitos existentes sobre la hipnosis y los hechos reales que los contradicen (APA, 2007)
Mitos FALSOS
Hechos CIERTOS
La persona hipnotizada quedará bajo el control del hipnotizador, que le puede obligar a decir o a hacer cualquier cosa que desee.
Independientemente de lo profundamente que esté hipnotizado la persona no pierde el control en ningún momento de la sesión.
La hipnosis es algo que se le hace a la gente, mas que algo que uno se pueda hacerse a sí mismo.
La hipnosis es una habilidad que se aprende. Es una herramienta que cada uno puede usar para sentirse mejor.
La gente puede quedar atrapada en un estado de hipnosis y no puede salir de él cuando quiera.
La persona puede finalizar la hipnosis cuando quiera y salir del estado hipnótico a voluntad.
La persona tiene que ser muy hipnotizable o sugestionable para que la hipnosis funcione.
Las investigaciones indican que la gran mayoría de las personas se pueden beneficiar de la hipnosis. Más aún, ser hipnotizable o elegir responder a las sugestiones que se le hagan significa solamente que se tiene la habilidad de utilizar la hipnosis en su beneficio. No significa en absoluto ser débil o crédulo.
Durante la hipnosis la persona está inconsciente.
Durante la hipnosis la persona no está dormida ni inconsciente. Aunque se puede sentir muy relajada, está activamente participando en la sesión de hipnosis


    Como vemos en el cuadro anterior, muchas de las ideas que están en la “calle” no son ciertas y pueden llevarnos a hacernos una idea equivocada del procedimiento.
Vamos a comentar un poco el proceso y así conoceremos mucho mejor en qué consiste.
    
    Para empezar ¿Qué es el trance? A todos nos ha pasado alguna vez que de repente estamos embelesados viendo la televisión o haciendo algo rutinario y nos quedamos inmersos en el proceso, sin saber  muy bien qué hacemos. Hasta que alguien o algo nos hace evadirnos de ese estado, podríamos decir que el trance es una forma que tiene la mente de “bajar la guardia” ante la cotidianidad y la rutina. No siempre podemos estar alerta,  y la mente, como cualquier músculo necesita un descanso. En esos descansos o “trances” la mente queda muy receptiva a la influencia y sugestiones del entorno. Muchas veces, mientras estamos inmersos en la tarea, nos sorprendemos haciendo algo que alguien nos dice sin apenas darnos cuenta.
Ese estado de “bajada de guardia”, es lo que busca la hipnoterapia para así hacernos caer en cambiar cosas que de otro modo la mente pondría más resistencia. En un estado de alerta normal, sentimos en muchas ocasiones la necesidad innata de racionalizarlo todo y de controlar todas las situaciones. En cierta forma no es más que relajar nuestra  mente, para que el terapeuta pueda dar indicaciones que busquen un cambio positivo en nosotros.
    En este proceso hipnótico, se va entrado poco a poco, lentamente. En primer lugar se tiene que crear buena sintonía entre el terapeuta y el cliente para posteriormente y como cualquier entrenamiento, ir entrando poco a poco en ese trance que nos permitirá acceder mejor al proceso.  Una vez se tengan dominados estos primeros puntos, ese estado de trance o de relajación muy profunda, permitirá al terapeuta hablar con el paciente y hacer sugestiones para lograr los objetivos deseados.
    
    Por último y de una forma progresiva, se va saliendo poco a poco del trance hasta volver al estado de activación normal.
    Como vemos el proceso dista mucho de ser “magia” o algo “esotérico”. Requiere preparación por parte del terapeuta y confianza en el proceso por parte del cliente.
Desde nuestro centro te animamos a probarlo para empezar  a cambiar aquellos aspectos de tu vida que te producen insatisfacción o malestar.
“Si mi mente puede concebirlo, y mi corazón puede creerlo, sé que puedo conseguirlo. – Jesse Jackson.”
    En ti queda el cambio y en nosotros ayudarte a conseguirlo.

                                                                       Irene Santisteban Bailón.



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