10 CONSEJOS PARA EDUCAR QUERIENDO
POR UNA
PARENTALIDAD BASADA EN EL CARIÑO Y LIBRE DE CASTIGO FÍSICO Y VIOLENCIA
Todos queremos ser los mejores padres y madres y no hay nadie que pueda
enseñarnos más que el día a día con nuestros hijos. Compartimos algunos
consejos con los que queremos fomentar una parentalidad desde el amor y libre
de violencia física o psicológica.
1. HAZLE CASO SIEMPRE: ATIENDE Y ENTIENDE SUS DEMANDAS
El bienestar emocional y el correcto desarrollo del sistema nervioso del
niño y de sus capacidades (lenguaje, memoria, atención) depende de la respuesta
protectora del adulto. Si las necesidades del bebé no son atendidas
rápidamente, experimenta ansiedad, tristeza y frustración, sentimientos de
indefensión que afectan negativamente a su desarrollo. Conforme va creciendo,
también necesita tu atención y que entiendas sus necesidades.
2. ÁRMATE DE PACIENCIA
Cuando el niño o la niña tenga una rabieta, no quiera colaborar o se
muestre esquivo, ármate de paciencia. Puede ser por un sinfín de motivos
(miedo, sueño, frustración, inseguridad, querer conseguir algo que no le
permites). Ayúdale a verbalizar lo que siente y trata de confortarle. Añadir
más tensión a la situación con gritos o amenazas no servirá de nada.
3. PON NORMAS CLARAS, REALISTAS Y CONSISTENTES. PERO NO CUANDO ESTÉS
ENFADADO NI MUY CANSADO.
A partir de los 3 años puedes introducir normas. Asegúrate de que tienen un
sentido claro, que les acompaña una explicación coherente y cuida que el
lenguaje esté adaptado a la etapa de crecimiento del niño o la niña. Desde
pequeño tiene que tener claro que hay límites, deberes y responsabilidades. Las
normas se establecen sin amenazas, hablando e implicando al niño o la niña y
previamente a que surjan los conflictos, no en mitad de una discusión. No deben
ser percibidas como imposiciones o castigos, sino como acuerdos necesarios para
la convivencia.
4. DÉJALE PARTICIPAR EN LAS DECISIONES, ESCUCHA SU OPINIÓN
Permite que el niño o la niña a partir de los 5 años participe en el
establecimiento de normas de convivencia familiar y también en las posibles
sanciones. Sentirá que su opinión importa y desarrollará su sentido de la
responsabilidad. Tu hijo o hija necesita saber qué se espera de él o ella y
cuál es su papel en la familia.
5. DEMUESTRA ABIERTAMENTE QUE LE QUIERES CON ABRAZOS Y ATENCIÓN
Cuidar el vínculo afectivo desde que es bebé y durante las distintas etapas
de la relación con tu hijo o hija, te ayudará a superar más fácilmente los
conflictos cuando surjan. Expresa siempre el cariño abiertamente (con palabras
y gestos), dedica tiempo a escucharle desde que es pequeño: qué le preocupa,
qué le hace feliz, sus miedos. No esperes a que tenga 14 años para hablar con
él o ella ni para pedirle que confíe en ti, será demasiado tarde. Y ofrece amor
incondicional y apoyo siempre, te guste o no cómo es o las cosas que piense o
decida.
6. ASUME LOS CAMBIOS QUE SE PRODUCEN EN LA ADOLESCENCIA Y ADÁPTATE A ELLOS
No te enfrentes a esa evolución, acompáñale en esa nueva etapa ofreciéndole
lo mismo que en las anteriores: afecto, diálogo y normas de convivencia.
Ofrécele información y conversa con él o ella honestamente de todos los temas
que puedan interesarle o preocuparle y de los que te preocupan a ti.
7. PRACTICA LA ESCUCHA ACTIVA CON ELLOS
Presta atención a lo que quiere decirte y devuelve esta información para
asegurarte de que lo has entendido. Trata de ponerte en su lugar y expresa cómo
te sientes, para que él o ella también te entienda a ti.
8. NO RECURRAS NUNCA A LA VIOLENCIA O LA AGRESIVIDAD, NO SIRVE PARA NADA
No utilices actitudes agresivas como insultos, amenazas, reproches. No le
compares con otros niños. Las imposiciones de poder como “en mi casa se hace lo
que yo diga” o “aquí mando yo”, no sirven de nada, sólo generan sentimientos
negativos, distancia y desconfianza.
9. RESPIRA HONDO Y PIÉNSATELO DOS VECES
No pongas normas, sanciones o intervengas en un conflicto si estás cansado
o furioso. Puedes tomar decisiones erróneas o poco efectivas. No pongas
sanciones poco realistas que no podrán cumplirse, desproporcionadas o demasiado
difíciles de alcanzar o mantener.
10. CUÍDATE Y QUIÉRETE TÚ TAMBIÉN
Busca espacios para ti, para disfrutar y relajar te con algo que te guste.
Ejercer una parentalidad positiva requiere mucho esfuerzo y generosidad. Tu
hijo o hija necesita que seas feliz y estés en forma.
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